Psicología: IRA, ENFADO, RABIA, AGRESIVIDAD: ¿ESTÁS ENFADADO O ENFADADA?


PSICOLOGÍA: IRA, ENFADO, RABIA, AGRESIVIDAD: ¿ESTÁS ENFADADO O ENFADADA?


La ira y sus distintos matices, enfado, rabia, agresividad, al igual que otras emociones, no es generada en si misma por las situaciones externas, sino por las INTERPRETACIONES o valoraciones que hacemos de dichas situaciones. En muchos casos estas interpretaciones son aprendidas, y son fruto de distorsiones del pensamiento, que pueden ser reconocidas y por tanto manejadas para que no nos sean perjudiciales.

Desde la niñez hasta la época adulta vamos acumulando una serie de creencias acerca de:

-          Nosotros mismos
-          De los demás
-          Y del mundo

Éstas se van creando a lo largo de la niñez y la adolescencia en base a lo que nuestros mayores nos han transmitido y de las propias experiencias vitales que hayamos tenido. De esta forma la mayoría de ellas las aceptamos sin más, sin cuestionarlas, ignorando si nos ayudan o nos perjudican.

En muchos casos, sobre todo cuando hay emociones muy intensas y desproporcionadas, como en el caso de la ira, están subyaciendo ideas que los psicólogos llamamos “irracionales”, es decir, que no ayudan a conseguir el objetivo básico de sentirse bien con uno mismo, ni con los demás, ni con el mundo y que no tienen una base empírica y realista.

Son ideas o esquemas mentales que, en un momento vital determinado, pudieron ser necesarias porque servían para proteger físicamente o emocionalmente a la persona( por ejemplo en un ambiente familiar de violencia, el niño puede asumir que las personas adultas le pueden hacer daño, o que lo que hay en su entorno es peligroso y se tiene que defender de ello), pero que en otro momento posterior en el que han cambiado las circunstancias y no existen las amenazas primeras, esos esquemas o ideas, no serán adaptativas y perjudicarán a la persona en el momento actual que  esté viviendo.

Por lo tanto, llegados a la edad adulta, si uno siente emociones intensas de ira, es importante que revise su sistema de creencias y los pensamientos cotidianos que puede tener, y se transformen, para poder liberarse de esas emociones que en algunos momentos pueden ser tan dolorosas y perjudiciales para uno mismos y para los otros.

El sentimiento de ira se activa en concreto cuando se interpreta un peligro o una amenaza (para nuestra autoestima, para nuestra escala de valores, para nuestro ritmo o estilo de vida, para nuestras necesidades vitales, etc) y valoramos que podemos hacer frente a dicha amenaza y eliminarla, a diferencia de la emoción de  miedo, que surge cuando valoramos que no tenemos recursos suficientes para hacer frente a la situación y surge el deseo de evitarla y huir o la de tristeza que surge cuando hay una pérdida o lo valoramos como tal.


El problema que tiene la ira y sus distintas manifestaciones es que se produzca porque se perciban amenazas o peligros donde no los hay (o no sean tan relevantes) y de forma frecuente, estando por tanto la persona que la sufre, en constante activación tratando de defenderse.  Y digo que es un problema porque la ira tiene efectos muy adversos en el organismo, por el estrés interno que genera, como problemas cardiovasculares, gástricos, dolores musculares, de cabeza, insomnio, etc. Por otro lado, a nivel emocional es una emoción muy negativa que impide disfrutar de la vida y sentirse tranquilo, y a nivel social dificulta tener relaciones satisfactorias con los demás (pareja, hijos, amigos, compañeros de trabajo…).

Volviendo de nuevo a las interpretaciones que hacemos de los acontecimientos externos, éstas son muy rápidas y por eso normalmente no somos muy conscientes de ellas. Es debido a esa rapidez por lo que se cree que es el acontecimiento lo que provoca la emoción en nuestro interior, dejando un vacío en el lugar del Pensamiento o Interpretación. El esquema sería el siguiente:


A) ACONTECIMIENTO → EMOCIÓN → CONDUCTA (incorrecto)

B) ACONTECIMIENTO → [ PENSAMIENTO]→ EMOCIÓN → CONDUCTA (correcto)


Si la opción (A) fuera cierta, el mismo acontecimiento generaría la misma reacción en todos. Por ejemplo, un atasco puede ser un motivo para una persona de enfado, rabia y descontrol y para otra persona puede ser un momento de escuchar música, hablar con el compañero de coche, o simplemente esperar con paciencia.

En el lugar del PENSAMIENTO, lo que ocurre es que en muchas ocasiones se producen unos mecanismos distorsionantes que hacen que se valoren los acontecimientos como más amenazantes de lo que son en realidad.

Éstos mecanismos se llaman Distorsiones Cognitivas o de pensamiento, como por ejemplo la "ETIQUETACIÓN" que es una generalización excesiva de una característica negativa del otro, así decimos “ es idiota”, “ es malo”, “ es un inútil”, etc., términos que hacen que aumenten el malestar interno que se está sintiendo. Otro caso es cuando se hacen “LECTURAS DE PENSAMIENTO”, es decir, se inventan los motivos del otro  para hacer lo que hizo sin comprobar si eso es cierto o no ( “ lo ha hecho para fastidiarme” “ no tiene en cuenta mis sentimientos”, “ no le importo nada” ), otro serían los "DEBERÍA Y NO DEBERÍA", es decir, se ponen reglas a los demás sobre lo que deberían o no deberían hacer, y si no las cumplen uno lo vive como una amenaza hacia su persona porque no se ha hecho lo que queríamos, por ejemplo  se piensa que “mi jefe me debería subir el sueldo y no lo hace” , “el camarero debería haber sido más amable conmigo”, “mi mujer o mi marido debería ser más detallista”.

Otro factor importante que aumenta los estados de ira es la PERCEPCIÓN DE UNA INJUSTICIA, (muy unido ésto a los debería “debe ser así, si no es injusto”), ya que  gran parte de las veces se confunden los deseos personales con códigos morales generales, diciendo que el otro ha actuado injustamente, solo porque no ha hecho lo que queremos o porque no somos capaces de ver que el otro es distinto a nosotros y tiene otro sistema de valores, creencias, o situación personal. Por ejemplo, una madre puede estar enfadada con su hija porque pasa menos tiempo en casa del que le gustaría y siente que es una situación injusta, ya que ella le ha dado todo lo que ha podido y su hija no la corresponde de la misma manera.

Si la percepción de injusticia es muy frecuente, podría indicar que hay unas pautas básicas de pensamiento muy rígidas y limitadas y con ello habrá más tendencia a frustraciones y a sentirse irritado y malhumorado de forma más frecuente.

Para manejar y controlar los estados de ira sería importante partir primero de una reflexión personal sobre su utilidad y las ventajas e inconvenientes que conlleva, hacerse preguntas del tipo ¿es útil mi irritación?, ¿me ayuda a lograr mi objetivo?, ¿se soluciona algo con ello?, esto puede ayudar a ver por qué se está manteniendo esta pauta, de si se está teniendo alguna ventaja, por ejemplo, salirse más veces con la suya, sentirse más poderoso, esconder inseguridades, miedo a intimar con el otro, etc. Si se averigua que se esconde tras ella será más fácil tener emociones más satisfactorias y poner en marcha nuevas alternativas de comportamiento.

Por otro lado, si el nivel de estrés interno generado por los constantes enfados es muy elevado, habría que reducirla con técnicas de relajación, medicación natural o tradicional para reducir la ansiedad, yoga, mindfulness, ejercicio, etc.


También habría que trabajar detenidamente los esquemas básicos de pensamiento, así como detectar que distorsiones de pensamiento son las más frecuentes, y transformar los pensamientos cotidianos que se derivan de ellas. Para ello se utilizan técnicas de reestructuración de pensamiento, en los que con preguntas que le hacen cuestionarse sus planteamientos y buscando datos a favor o en contra que las confirmen o las desconfirmen, se ayuda a la persona a que sea consciente de los mecanismos que utiliza y de sus pensamientos distorsionados más habituales. Se le ayuda a que valore de que manera le están afectado y a reelaborar las reglas rígidas implícitas que le hacen ser poco flexible ante las demandas externas.

En muchos casos también es necesario aprender habilidades de comunicación más asertivacomo expresión de sentimientos, de deseos, peticiones, expresión de quejas, etc., como forma más saludable de afrontar situaciones cotidianas de forma más eficaz.




Psicóloga Colegiada Nº: M-12344



23 de enero de 2018

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