Psicología Problemas Pareja: ¿Se acabó el amor?


Psicología Problemas Pareja: ¿Se acabó el amor?


Estadísticas recientes, en relación con el índice de divorcios en España, indican que éstos se han triplicado en los últimos quince años.

Parece sorprendente y preocupante a primera vista, sobre todo porque un “divorcio” es uno de los acontecimientos vitales estresantes más intensos, solo por detrás del fallecimiento de un ser querido.

Sus efectos son bastante devastadores, sobre todo inicialmente, siendo alguno de ellos: síntomas de duelo, sensación de fracaso, baja autoestima, sentimiento de culpa, desorientación en relación con el rumbo que ha de tomarse, desajuste en el entorno familiar cercano y en caso de haber hijos hay que añadir el impacto emocional y vital que esto les genera.

A veces no hay más solución que llegar a este final, que por otro lado a largo plazo será el comienzo de una nueva etapa y un nuevo renacer. Pero aún así, es una decisión y experiencia difícil para todos los implicados, que no hay que tomarse a la ligera.


Pero ¿cómo ha podido incrementarse tanto la tasa de divorcios?; al margen de que actualmente hay más facilidades legislativas que hace unos años, igual hay que plantearse el tema desde un aspecto más afectivo y humano.

Desde este prisma, cabe decir que los tiempos actuales son tiempos difíciles para el amor y la estabilidad en la pareja. La vida se complica con horario laborales eternos, excesivas preocupaciones y responsabilidades que cada día se llevan buena parte de nuestro tiempo y nuestra energía, combinadas con las actividades cotidianas (la compra, la casa, los niños, la tecnología, etc), que dejan poco espacio para dedicar a la pareja.

Y así inmersos en este torbellino de vida, es fácil olvidar que se tiene al lado a alguien “Especial”, con el que en una ocasión se decidió, con todo uso de razón y con el corazón, compartir la vida y las experiencias que ésta nos trae, buenas, malas y regulares, pero junto a esa persona con la que decidimos vivirla y que a otras personas tanto cuesta encontrar.

Esa persona a la que un día, y puede no hacer mucho tiempo de eso, se le dedicaba lo mejor de uno mismo, se le dedicaba nuestro tiempo, lo mejor de nuestro carácter, la mejor de nuestras sonrisas, las mejores palabras, los mayores cuidados y mimos.

El problema surge cuando ésto se va olvidando y se empiezan a compartir más las quejas, las malas caras, las susceptibilidades, o simplemente ignoramos que está ahí, porque nunca falta, porque es algo seguro y estable en nuestra vida.

Es cierto, no se puede negar, que ante tantas demandas de la vida nos podemos sentir desbordados, angustiados, desmotivados, sin energía, pero precisamente por eso, es más necesario recordarse frecuentemente que hay alguien a nuestro lado que un día estaba para ayudarnos, para escucharnos, que nos proporcionaba con agrado una palabra cálida, un gesto amable, tesoros tan sencillos al principio y tan difíciles de dar más adelante.

Se olvida, pasado el tiempo y establecida la rutina y la cotidianidad, lo que nos unía a nuestra pareja.

Llegados a este punto, diversos estudios sobre pareja indican que la relación se va deteriorando y desgastando porque principalmente sucede lo siguiente:
  
Se descuida la AMISTAD que existía, porque esta amistad es uno de los pilares para que la pareja tenga estabilidad y armonía. Amistad que significa tener interés por conocer las cosas del otro, su mundo, lo que le hace feliz, lo que le hace desdichado, que implica estar dispuesto a escuchar lo que nos tiene que contar (aunque a veces no nos guste), sin censurar, sin opinar en ocasiones para poder comprenderle, entender su punto de vista y no solo el propio. Ya que lo que puede estar necesitando es solo expresarse, comunicarse, desahogarse. Ya habrá tiempo para debatir y plantear otros puntos de vista; ya habrá tiempo para negociar, para llegar a acuerdos, sí esto es importante, pero no sirve si antes no escuchamos y hacemos el esfuerzo de comprender al otro, si antes no propiciamos ese acercamiento. Es necesario seguir compartiendo experiencias que enriquezcan a los dos, que cultiven y alimenten esa amistadno se puede llenar la pareja solo de responsabilidades, también tiene que buscarse un tiempo común para estar juntos y de soledad, un tiempo que puede ser lúdico, de tranquilidad, de aprendizaje.
  
Se olvida también que una vez ADMIRÁBAMOS a la pareja, por cómo pensaba, por lo que hacía, por miles de pequeñas razones y en cambio empezamos a fijarnos en lo que no nos gusta, en lo que es diferente a nosotros, dando en su lugar cabida a la crítica, a la ironía, al desprecio en el peor de los casos. Elementos que se sabe desde el campo de la psicología de pareja, daña la relación mortalmente si se abusa de ellos, como si gotita a gotita se tomara un veneno que enferma y finalmente, si no se deja de tomar, si no se pone remedio, mata nuestro cuerpo.

Se descuida el CARIÑO, otro pilar importante para la estabilidad y crecimiento de la pareja, es decir, el demostrar al otro que le queremos, que es ese alguien “especial e importante” para nosotros, demostrarlo con palabras afectuosas, con gestos, abrazos, caricias, besos, que no tienen por qué ser solo en el momento de tener relaciones sexuales. Teniendo detalles que sabemos que le gustan, teniendo pensamientos agradables acerca de nuestra pareja, recordando momentos y situaciones pasadas o presentes que nos hagan valorarla más, quererla más.

Estos tres pilares, Amistad, Cariño y Admiración, es lo que las parejas van olvidando y es la consecuencia de que la relación se sumerja en la rutina y en el desencuentro, que llevará al desamor y finalmente a la ruptura.

Es necesario desandar este camino, se puede hacer, pero hay que darse cuenta antes de que la relación muera, hay que querer arreglar las cosas y hacer cambios por parte de ambos miembros de la pareja.

Hay veces que no se sabe cómo, la relación se va estancado, bloqueando y no se pide ayuda cuando aún se está a tiempo.

El motivo de este artículo ha sido explicar brevemente algunos de los motivos principales por los que las parejas y los matrimonios se terminan, cuando en principio “nadie se casa para divorciarse”.


Y, por otro lado, para dejar un mensaje positivo y esperanzador, el de que en muchos casos, esta experiencia tan dolorosa, se podría haber prevenido con un poco de ayuda de especialistas en temas de parejas, psicólogos, terapeutas, mediadores, etc., y que incluso si ya es la última alternativa que queda, pueden a ayudar a vivir y afrontar la experiencia de forma menos traumática.

Por eso termino animando a las parejas que se hayan podido sentir identificadas con lo que se ha planteado aquí, que cuando lleguen esos momentos de crisis y antes de dar el último paso, y el más difícil, se miren a sí mismos y se pregunten ¿qué puedo estar haciendo yo?, ¿en qué estoy contribuyendo para que las cosas lleguen a esta situación?, ¿buscamos soluciones?, ¿queremos que nos ayuden?...
  
Hay que pararse a pensar si se quiere seguir destruyendo la relación o si se quiere aprender y con ello mejorarla. Se puede pedir ayuda, se puede aprender a recordar y practicar esa amistad, ese cariño, esa admiración por el otro y muchas cosas más, si ambos quieren y se dejan guiar.




Psicóloga Colegiada Nº: M-12344     




01 de Marzo 2018

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