Psicología Infantil: La vivencia del niño/niña disléxico/disléxica
PSICOLOGÍA INFANTIL: La vivencia del niño/niña disléxico/disléxica
La dislexia, es un término acuñado de forma más específica en los años 70 del pasado siglo, refiriéndose a una condición cerebral que dificulta el procesamiento de la información leída y escrita, con déficit en las habilidades de decodificación y deletreo, y con una base de inmadurez en relación a la orientación espacio-temporal. Actualmente la terminología más utilizada para este problema es “Dificultad Específica de Aprendizaje” (DEA) de la lecto-escritura, aunque popularmente se sigue hablando de dislexia.
Para hacernos una idea de cómo se puede sentir el niño/a con este problema voy a hacer una comparativa, con un “Turista Español”, peatón o automovilista en Inglaterra, donde los vehículos circulan por la izquierda, y por tanto al revés que en nuestro país.
Las paradas estarán en el lado contrario, la dirección de los coches también, el volante, en definitiva las referencias espaciales están totalmente cambiadas a lo que está habitualmente acostumbrado.
Nuestro turista encontrará coches donde no se lo espera, debido a que está acostumbrado a circular por la derecha. Si además no conoce el idioma, ni las costumbres, o ni si quiera los horarios, no es raro suponer que en nuestras circunstancias nuestro turista, sentirá un gran estrés e indefensión, debido a tantos cambios. Los significados de las cosas son distintas y por tanto le creará gran inestabilidad, que desembocará en ansiedad, frustración y si no va encontrando soluciones, en una “inadaptación” ante el entorno y situaciones que se le presentan.
El niño/a disléxico vive en esta situación o “Universo” de forma habitual.
Vive en la ambigüedad, y esto se reflejará en la edad escolar cuando tenga que empezar a leer y a escribir (entre los 5-7 años). A partir de ahí su vida se puede convertir en una carrera de obstáculos. Cada letra o palabra tendrá para él/ella varios significados y no sabrá cual elegir. Muchas veces se ayudará de los dibujos o de la imaginación para descifrarlos, pero llegará un momento en que estas estrategias no sean suficientes y aparecerán retrasos en la lectura y la escritura, que a su vez se traducirá en un bajo rendimiento escolar, a pesar de ser un niño/a con buena capacidad intelectual, incluso mejor que muchos otros niño/as.
Por otro lado el niño/a o niña se empezará a comparar con sus compañeros que ya saben leer y escribir de forma natural y sin esfuerzo, como el que habla o anda. Esto es probable que le haga perder mucha confianza en sus capacidades, así como el interés por el trabajo escolar, ya que necesita un sobreesfuerzo para realizarlo, y además no suele lucirle, porque sus resultados suelen estar llenos de errores y confusiones.
Esto crea a su vez conflictos con sus padres y/o profesores, que le tacharán de “vago”, “inútil”, “infantil”, etc., lo que hará que se cree un “Círculo Vicioso” bastante negativo: cuanto más le regañan o le corrigen de forma inadecuada, más baja es su autoestima, confianza, mayor su ansiedad, incomprensión, desinterés, y cuánto menos interés, más presión y regañinas recibirá por parte de su entorno, si este no es sensible y consciente de la dificultad del niño/a, y no se toman las medidas oportunas lo más tempranamente posible.
Es muy importante evitar entrar en este círculo vicioso, porque con el tiempo, aparte de dificultarse el aprendizaje escolar, se verán afectados aspectos básicos de la personalidad, las relaciones con los demás y su rendimiento escolar posterior, en cursos de mayor dificultad en los que se pedirán más estrategias de aprendizaje y recursos.
Por ello es fundamental una DETECCIÓN TEMPRANA DEL PROBLEMA DE DISLEXIA O DIFICULTAD EN LA LECTO-ESCRITURA. A partir de los 5 años ya se pueden intuir, por el reconocimiento inexacto de letras y palabras, pero no es hasta los 6-7 años cuando se pueden evaluar estos aspectos con pruebas pedagógicas específicas para ello, y cuando la madurez cognitiva del niño/a está más preparada para este tipo de tareas.
Si se ha diagnosticado este problema, lo indispensable es comenzar cuanto antes a intervenir, con asistencia psicopedagógica especializada, que logrará, mediante ejercicios específicos de discriminación, conciencia fonológica, estimulación viso-espacial y espacio-temporal, entre otros, que el niño/a pueda ir reestructurando su forma de percibir, y pueda acercarse a la lecto-escritura con un mejor dominio de la misma, comenzando a sentir el gusto por la lectura y la escritura.
Psicóloga Educativa
(Especialista en Dificultades de Aprendizaje)
Nº Col: M-12344
28 de mayo de 2018
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