Psicología Positiva: Camino hacia la felicidad
PSICOLOGÍA POSITIVA: CAMINO HACIA LA FELICIDAD
La felicidad es un concepto relativamente nuevo, del que se empieza a hablar hacia finales del siglo XIII con la Ilustración y tras la Revolución Francesa y Americana, comenzando a ser considerada un derecho de los ciudadanos y un bien al que todos los hombres pueden aspirar.
A partir de ahí la idea o ideal de la “Felicidad” se va impregnando, poco a poco en las supuestamente sociedades avanzadas, siendo su logro un bien preciado y codiciado.
Hay muchas y distintas definiciones de ella, desde distintos campos del saber (filosofía, religión, psicología, biología…), pero como resumen sencillo y cercano, se puede decir que la “Felicidad” es un estado general de bienestar y plenitud, un estado duradero de emociones positivas y satisfacción personal.
En la sociedades del bienestar, con indicadores altos o medios de riqueza, podría deducirse que el logro de la “Felicidad” es tarea fácil, pero por el contrario cada vez se dan índices mayores de problemas psicológicos (ansiedad, depresión, insatisfacción, miedos, adicciones,…) y de enfermedades derivadas de ellos, aumentando considerablemente la demanda de servicios de ayuda en este sentido, lo que a simple vista resulta bastante paradójico que suceda ya que tenemos más medios y comodidades que nunca, pero quizás sea así porque en estas sociedades no se contribuye, ni se ayuda a poner el foco en lo que realmente hace felices a las personas, a los seres humanos.
La felicidad para conseguirla no ha de ser un fin en sí mismo, sino un proceso, en el que, gracias al conjunto de varios hechos o factores, se puede llegar a ese estado de deseada felicidad, al menos puntualmente.
La felicidad no se consigue con las cosas más materiales y concretas, como se nos vende en esta sociedad materialista, consumista e individualista. Esa es una felicidad efímera y vacua a medio-largo plazo, que genera mayor insatisfacción y frustración.
La felicidad se va logrando día a día con aspectos más sutiles y menos tangibles y va de la mano con la construcción de una vida con sentido, con reflexión, con tiempo para ser lo que uno quiere o puede llegar a ser y de compartir con otros lo vivido y experimentado.
Se sabe por los diversos estudios realizados sobre el tema que nos ocupa, que hay elementos que propician que nos acerquemos a ese estado tan deseado, ¿Cuáles son?:
1. Amor y ternura
El amor es lo que nos hace felices, amar y ser amados, compartir ternura, afecto, intimidad con otros seres humanos. Este amor puede ser de pareja, de padres, de hijos, de hermanos, de amigos. El amor por los demás y el recibir amor de los demás nos acerca a la felicidad.
2. Consciencia de lo que se es y se tiene
Se trata de ser conscientes de lo que tenemos y nos ofrece la vida día a día, no solo de los objetos materiales que nos proporcionan confort y comodidad, sino de obviedades que por el hecho de tenerlas “per se”, no se tienen muchas veces en cuenta. Se trata de ser más conscientes de aspectos como una buena salud, la familia, un hobby, la amistad, un hogar, etc. Ser conscientes de ello nos hace sentirnos más plenos y felices.
3. Dar un sentido a lo vivido o experimentado en la vida
Cuando suceden hechos con los que no contamos, difíciles, amargos, dolorosos (un fallecimiento, divorcio, enfermedad, pérdida de trabajo, etc.), es importante dotarles de significado personal, valorar cómo nos ha afectado, qué hemos aprendido de ello, como nos ha cambiado. Muchas veces tras un suceso doloroso, una vez pasado el tiempo nos damos cuentas que gracias a ello nos hemos hecho más fuertes, ampliamos nuestra visión de la vida, cambiamos, y esos cambios suelen ser cambios para mejor, que ayudan conseguir o desarrollar aspectos de uno mismo o de lo que nos rodea que nunca creímos fueran posible.
4. Valorar lo esencial
Ser agradecidos y valorar lo más esencial y sencillo, el amor, la belleza, la amistad, la naturaleza, el arte, vivir, respirar…Vivir con la inocencia y apreciación de un niño, que todo le sorprende y admira.
5. Darse a los demás, ayudar a otros
Compartir con los demás y ayudar a los que lo necesiten. En un mundo en el que hay tanto sufrimiento y personas necesitadas, como no ayudar a otros, desde lo más sencillo a lo más complejo, lo que cada uno pueda hacer. Ayudando a otros nos ayudamos a nosotros mismos, saliendo de nuestro egocentrismo y convirtiéndonos en una mejor versión de nosotros.
6. Contribuir a pequeños momentos de alegría
Disfrutar de los pequeños momentos de alegría que suceden día a día, muchas alegrías juntas nos acercan a un mayor estado de felicidad.
Alegría que da una situación graciosa, jugar como niños, disfrutar de lo que más nos gusta, reírnos con los amigos, disfrutar con una película, una buena comida, con la persona amada.
7. Propiciar momentos de silencio con uno mismo
En estos tiempos de tanto ruido, actividad frenética, tecnología, es difícil encontrar un momento para estar con uno mismo. Estos momentos favorecen el autoconocimiento, la reflexión, la calma, la búsqueda de sentido vital, recuperar fuerzas, ilusiones, desarrollo espiritual. Es de gran ayuda para ello actividades como la meditación, mindfullnes, caminar, correr, yoga, lectura, desconectar de la tecnología, estar en un entorno natural, etc.
Psicóloga Colegiada Nº: M-12344
22-enero-2018
Fuente: “Creer, crear, lograr” – Álex Rovira
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